Por: Eduardo Naranjo
Los últimos acontecimientos no fueron prometedores en función de lo esperado y con una mayoría de ciudadanos convertidos en polos opuestos y contradictorios ante la realidad nacional y que no dejan de mostrar por todos los medios odio, rechazo y miedo por los resultados de la consulta muestran fractura nacional que debe ser superada.
Intelectuales comprometidos con la democracia señalan errores en el manejo del Estado, sin embargo, no parece importar a quienes están a cargo, lo que sugiere que seguiremos con rumbo aleatorio e inadecuado para integrar el país y moverlo hacia adelante.
Ciudadanos provenientes del sector privado ven la administración del Gobierno como empresa privada, pero eso no funciona así. Se requiere visión diferente y no es admisible pretender entregar todo a ese sector de la economía, existen variables que pueden inducir caos, es vital entender el por qué de la estructura y dinámica estatal.
Un enfoque pragmático de gobierno debe tomar en cuenta a profesionales con una visión política diferente, mejoraría la estrategia hacia el objetivo de “integrar la sociedad de manera eficiente” superando rencores comprendiendo las visiones contrarias se demuestra liderazgo, no es tarea fácil pero clave para alcanzar los objetivos de país. Urgen acuerdos tanto en dirigentes como en las masas seguidoras, porque el odio cimentado en frustraciones envenena toda relación.
Comentarios interesados conducen a incentivar pasiones negativas que fracturan el necesario camino hacia la unidad nacional y producen un efecto contrario al requerido para consolidarnos como país. Sin unidad no llegaremos a ninguna parte y afrontaremos riesgos impredecibles.
Ecuador necesita ser “construido” como entidad sociopolítica y eso requiere mucho esfuerzo y participación de todos, es donde el papel del gobernante y su equipo deben demostrar la capacidad de hacerlo, que de lograrlo podrían ser recordados como buenos constructores del progreso nacional.





