OPERATIVO
Antes de que la ciudad despierte y mientras el frío de la madrugada aún recorre los patios carcelarios, un contingente militar rodeó de manera silenciosa los centros de rehabilitación social N.º 1 y N.º 3 de Riobamba, este 5 de diciembre. Minutos después, la calma fue interrumpida por el sonido de puertas reforzadas abriéndose al paso firme de militares.
Así inició un operativo militar que expuso nuevamente la compleja realidad del sistema penitenciario en Chimborazo: armas improvisadas, droga distribuida en sobres, teléfonos celulares, licor artesanal y un hueco en proceso de excavación, dentro del pabellón femenino, que sugiere un potencial intento de fuga. El despliegue se ejecutó con precisión y bajo estrictos protocolos. Equipos tácticos inspeccionaron cada pabellón mientras unidades de verificación estructural revisaban paredes, pisos, techos y puntos ciegos, donde comúnmente se ocultan objetos ilícitos. El operativo buscó cortar los circuitos internos que permiten la entrada y salida de mercancía prohibida, además de identificar posibles riesgos de fuga o de coordinación delictiva.
El recuento de los objetos hallados permite dimensionar el problema. En total, los militares decomisaron: 28 teléfonos celulares, varios con historial de llamadas y mensajes que ahora serán analizados, 5 galones de licor artesanal, elaborado con ingredientes obtenidos de manera clandestina, 11 armas blancas elaboradas en metal, plástico o fragmentos de objetos cotidianos, 122 sobres de marihuana (SCSF) y 6 paquetes más con mayor cantidad del mismo estupefacientes, 66 sobres de pasta base de cocaína (SCSF), 3 dosis de LSD, una sustancia sintética infrecuente pero de alto riesgo, 15 pipas artesanales, asociadas al consumo interno, cargadores, audífonos y otros artículos no permitidos. La intervención militar dejó un descubrimiento aún más preocupante: en el pabellón 1 del Centro de Rehabilitación Social Femenino, los uniformados hallaron un hueco en fase inicial de excavación, cuidadosamente cubierto para pasar desapercibido.
Según las primeras valoraciones, la cavidad muestra signos de trabajo reciente y planificación, pues se utilizó material improvisado para disimular la remoción de tierra. Militares y técnicos del sistema penitenciario realizaron mediciones, tomaron fotografías y aseguraron el espacio mientras se investiga el propósito real de la excavación. El operativo militar en Riobamba no solo expone la gravedad del problema dentro de los centros de rehabilitación social, sino que también abre el debate sobre la infraestructura penitenciaria, los mecanismos de control, la participación de redes externas y la infiltración de estructuras delictivas.
Una tentativa de fuga, planificada desde el interior; o la creación de un conducto clandestino para el ingreso de objetos ilícitos, una práctica detectada en cárceles con presencia de grupos delictivos organizados. La investigación se mantendrá en reserva hasta esclarecer si hubo participación colectiva, si se utilizaron herramientas externas o si la excavación forma parte de una estructura más amplia.
