
Por. Eduardo Diaz A.
¡Ecuador, despierta! ¿A dónde vamos? Si, y la pregunta, es más bien una afirmación, porque al parecer, se nos olvida que la estricta legalidad no es un dogma, ni un término de solemnidad, son pues, principios normativos, donde se tiene que aplicar la ley, porque el poder punitivo y la coacción es del Estado, no de los individuos.
La resolución de conflictos sociales, requiere de una amplitud de conocimientos y herramientas de la administración pública, entre ellas la metodología de interacción pluralista entre las personas y los otros elementos del sistema, y a eso llamamos “ergonomía”, porque se aplican conceptos doctrinarios, principios normativos, datos, a fin de optimizar el bienestar colectivo y el rendimiento de los sistemas de la administración pública.
A la ergonomía, hay que ponerla en franca expansión, si queremos evitar la trampa de unos pocos, por encima de la paz de todos. Y, es evidente la falacia, que es la negación del antecedente y afirmación del consecuente, es decir; esa conexidad del paro al terrorismo, no es casualidad. ¿Por qué? Porque, cuando se estudia debate y deliberativa, se entienden los argumentos deductivos válidos, conocido como el “modus ponens” <que afirma>, y que tiene un conector (“Si A entonces B”, siendo A el antecedente y B el consecuente). El modus ponens es una regla lógica válida de la lógica elemental, cuya estructura es la siguiente: Si A entonces B. A. Por tanto, B.
Es decir, se establece una conexión entre el hecho de que, si ocurre lo primero, entonces ocurrirá lo segundo. La falacia de la afirmación del consecuente es un tipo de argumento inválido, que aparenta ser parecido al modus ponens, aunque es muy distinto de él, Y, ¿por qué digo todo esto? Porque hay tanta especulación sobre lo ocurrido estos días respecto de los coches bomba en Guayaquil, que ninguna se acerca al razonamiento lógico deductivo porque concluyen con afirmaciones consecuentes, que son errores conversos y son falacias que cometen al tomar una afirmación condicional con poca responsabilidad, razonamiento y argumentación.