La desnutrición infantil debe ser un problema resuelto

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Según datos de UNICEF, a nivel mundial, aproximadamente 144 millones de niños menores de cinco años sufren de desnutrición crónica, mientras que 47 millones padecen desnutrición aguda. Estas cifras representan más que estadísticas; cada número es un niño cuyo crecimiento físico y cognitivo está comprometido, cuyos sueños y capacidades están truncados. La desnutrición infantil es una tragedia silenciosa que se cobra la vida de más de 3 millones de niños anualmente, y quienes sobreviven enfrentan un futuro lleno de desafíos debido a los efectos irreversibles en su salud y desarrollo.

En el ámbito nacional, según datos oficiales, es inconcebible que a esta altura de la historia 41% de niños de entre 2 y 5 años, y 33% de los menores de 2 años sean víctimas de la indiferencia, irresponsabilidad, desidia, tanto de los gobiernos nacionales de turno como de los gobiernos seccionales.

Chimborazo, para verg├╝enza de los líderes políticos de la provincia ocupa un oprobioso e infamante primer lugar en desnutrición infantil a nivel nacional. Y el cantón Guamote, donde en las últimas décadas ha sido gobernado por líderes indígenas, para verg├╝enza de sus líderes cantonales, está a la cabeza de esta oprobiosa realidad nacional. Es imperativo que, sobre todo. estos líderes, responsables de formular políticas sobre el tema, tomen medidas decisivas para combatir y erradicar la desnutrición infantil, pues constituye una mancha en la conciencia colectiva que exige una respuesta urgente y coordinada. No podemos permitir que nuestros niños sigan sufriendo las consecuencias de una nutrición inadecuada en un mundo donde existe suficiente conocimiento y recursos para resolver este problema, lo que será imposible si la corrupción sigue entronizada en las esferas políticas.

Combatir la desnutrición infantil requiere un enfoque integral y multisectorial. No basta con aumentar la disponibilidad de alimentos; es crucial mejorar la calidad nutricional de las dietas, asegurar el acceso a servicios de salud de calidad, y garantizar el acceso a agua potable y saneamiento. La educación, especialmente de las madres, juega un papel fundamental en la promoción de prácticas alimentarias y de salud adecuadas.

No hay que olvidar que el bienestar de los niños de hoy es la base del progreso de mañana. Al garantizar que cada niño tenga acceso a una nutrición apropiada, no solo estamos salvando vidas, sino también construyendo un futuro más saludable, equitativo y próspero para todos. La desnutrición infantil no debe ser una realidad aceptada; debe ser un problema resuelto

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