La Constitución de Ecuador aprobada en┬á2008, en el Art. 416, consagra la ciudadanía universal como principio rector de las relaciones internacionales del Estado ecuatoriano y “propugna la libre movilidad de todos los habitantes del planeta y el progresivo fin de la condición extranjera como elemento transformador de las relaciones desiguales entre los países, especialmente norte-sur”.
Esta Constitución con uno de los más avanzados textos políticos, consagra y garantiza derechos humanos, individuales y sociales, y hasta reconoce los derechos de la madre naturaleza. Así desde el punto de vista teórico, se la podría considerar intachable, incuestionable, irreprochable, pero en cuanto a la aplicación práctica ha traído serios problemas al país, se ha convertido en un boomerang para el Ecuador y la libre movilidad, se ha vestido de matices discriminatorios porque en el imaginario colectivo la migración es buena si procede del primer mundo y es mala y peligrosa si las personas son de origen cubano, colombiano, haitiano y más aún, en las actuales circunstancias, si son venezolanos que han llegado por cientos de miles.
Lamentablemente,┬ála inseguridad ciudadana, en los últimos meses se ha incrementado a nivel nacional y este recrudecimiento delincuencial el imaginario colectivo lo asocia con la migración especialmente┬á venida de Venezuela. Esto se reactivó con el asesinato de una mujer en Quito por parte de un extranjero que acabó con la ┬ávida de una dama en un intento de arrebatarle la cartera.
Estos y otros hechos de violencia que involucra a ciudadanos extranjeros que ocurren con frecuencia, especialmente en Quito y Guayaquil, ha determinado que el Gobierno proceda al control migratorio a partir de este mes y que el presidente Moreno esté empeñado en que se realicen las reformas a la Ley de Movilidad para poder expulsar y deportar a extranjeros que llegan al país a delinquir.
El supuesto humanismo de Correa y su sueño de la ciudadanía universal y el ┬álibre tránsito de los seres humanos por el mundo, en la práctica irrogó tremendos daños a la tranquilidad y seguridad de la sociedad ecuatoriana.