INSEGURIDAD
La inseguridad volvió a irrumpir en uno de los espacios naturales más frecuentados por deportistas y excursionistas de la ciudad. Cinco personas que realizaban senderismo en el cerro Cachaguay fueron víctimas de un violento asalto perpetrado por sujetos armados y encapuchados, en un hecho que ha generado alarma ciudadana y reabierto el debate sobre la falta de control en zonas de entrenamiento al aire libre.

Entre las víctimas se encontraba una persona de nacionalidad alemana, lo que incrementa la preocupación por el impacto que este tipo de delitos puede tener en la imagen de Riobamba como ciudad turística y destino para actividades deportivas y de naturaleza. De acuerdo con información preliminar, el grupo ascendía por una de las rutas habituales del cerro cuando fue interceptado por varios individuos que actuaron de manera coordinada. Los agresores, con el rostro cubierto, aprovecharon un tramo con escasa afluencia de personas y limitada cobertura de seguridad para ejecutar el asalto.
Bajo amenazas y uso de fuerza, los atacantes sometieron a las víctimas, las obligaron a entregar dinero, teléfonos celulares y otros objetos de valor. Además, exigieron las claves y contraseñas de los dispositivos electrónicos, lo que agrava el delito al exponer a las personas afectadas a posibles vulneraciones posteriores de su información personal y financiera. Tras consumar el robo, los sujetos huyeron del lugar, aprovechando la geografía del sector y la ausencia de vigilancia permanente, dejando a las víctimas en estado de conmoción.
El cerro Cachaguay se ha consolidado como un punto estratégico para el entrenamiento deportivo y el esparcimiento ciudadano. Sin embargo, este hecho evidencia la vulnerabilidad del sector frente a la delincuencia, especialmente en horarios de la tarde y durante feriados, cuando la presencia policial es limitada.
Deportistas y vecinos han señalado que, pese al flujo constante de personas, el control en la zona no es permanente, lo que facilita la actuación de grupos delictivos que conocen el terreno y los momentos de menor vigilancia. Tras conocerse el asalto ciudadanos expresaron su preocupación por el incremento de hechos delictivos en zonas naturales cercanas al casco urbano. A través de pronunciamientos públicos, exigieron a las autoridades locales y nacionales reforzar la seguridad, implementar patrullajes preventivos y diseñar estrategias específicas para proteger a quienes entrenan o visitan estos espacios.
El hecho no solo evidencia un caso aislado de inseguridad, sino que confirma una tendencia cada vez más preocupante: la delincuencia empieza a desplazarse hacia sectores que históricamente fueron considerados seguros y destinados a la recreación y el deporte. Para atletas, caminantes y familias, el mensaje resulta alarmante: entrenar o disfrutar de espacios abiertos ya no puede asumirse como una actividad libre de riesgos.










