Por: Ugo Stornaiolo
El separatismo busca dividir un territorio del Estado al que pertenece para independizarse o integrarse a otro país. Se asemeja al secesionismo y se articula a través de movimientos separatistas. Su origen, según el historiador español Enric Ucelay-Da Cal, es protestante -los puritanos ingleses del siglo XVII- por el derecho de una comunidad religiosa a separarse y constituirse como grupo independiente y regirse por sus propias reglas
Los movimientos separatistas suelen usar métodos pacíficos y legales, como Quebec (Canadá) -de origen francés- para separarse de los anglosajones. Lo lograron en Checoslovaquia y la URSS. Singapur se separó de la Federación de Malasia. Los Estados Confederados de América solo acudieron a la guerra en 1861 tras secesiones constitucionalmente legales.
Sin embargo, hay grupos separatistas violentos, como ETA en España y Francia, los separatistas Sij en India y el IRA en Irlanda. Su estrategia de guerrilla puede degenerar en guerras civiles, como en Chechenia o Perú (Sendero Luminoso).
Las guardias indígenas son legales desde la Constitución de Montecristi de 2008 y tomaron fuerza en los últimos levantamientos -2019, 2022 y 2026-, presuntamente para proteger y conservar territorios. Los pueblos y nacionalidades indígenas reivindican derechos a la autogobernanza y autodeterminación y contribuyeron a la creación del Mandato Ley de la Guardia Indígena para fortalecer la defensa de los territorios.
Además de la jurisprudencia de la Corte Constitucional, las guardias indígenas tienen un marco legal, el artículo 171 de la Constitución: “las autoridades de las comunidades, pueblos y nacionalidades indígenas ejercerán funciones jurisdiccionales, con base en sus tradiciones ancestrales y su derecho propio, dentro de su ámbito territorial, con garantía de participación y decisión de las mujeres”, mientras que el Artículo 8 del Convenio 169 de la OIT señala: “deberán tomarse debidamente en consideración sus costumbres o derecho consuetudinario”.
Los gobiernos de Lenín Moreno, Guillermo Lasso y Daniel Noboa calificaron a las guardias indígenas como grupos paramilitares, parapoliciales e incluso terroristas, como los califica el actual mandatario. La actuación de estos grupos en las tres últimas revueltas -usan bazucas y armas artesanales- haría pensar en intentos separatistas y defensa de la actual Constitución de 2008. Algunos se acordaron de los “picnics” de los correístas Collaguazo y Delgado en 2016.