LIBERTADORES
En Avellaneda, Flamengo resistió con un hombre menos y sostuvo la mínima ventaja obtenida en Río de Janeiro y eliminó a Racing para avanzar a la gran final de la Copa Libertadores. El 1-0 global fue suficiente para que el “Mengao” vuelva a instalarse en una definición continental.

Aunque el camino tuvo polémica tras la expulsión del ecuatoriano Gonzalo Plata, una decisión discutida y que cambió por completo el desarrollo del partido, el duelo se presentó con la tensión propia de una revancha copera. Racing, empujado por su gente, salió a asfixiar al equipo brasileño en cada sector del campo.
El conjunto brazuca, intentó manejar los tiempos del juego, consciente del resultado que jugaba a su favor. En ese contexto, Gonzalo Plata asumió un papel incómodo, siendo el primer obstáculo en la presión rival y al mismo tiempo la carta de desahogo en la salida rápida. El ecuatoriano no rehuyó el contacto. Se fajó con los defensores argentinos, buscó diagonales, retrocedió a colaborar y, cuando el juego se lo permitió, intentó desequilibrar en velocidad.
Flamengo dependió de su sacrificio en los primeros 45 minutos, pero el ritmo y la intensidad del partido no dieron tregua. La fricción fue subiendo de tono hasta que, promediando el segundo tiempo, un forcejeo con Marcos Rojo terminó con Plata viendo la tarjeta roja directa por una supuesta agresión. Flamengo se replegó con orden, blindado por una zaga que mostró jerarquía en cada cruce.
Agustín Rossi, el arquero argentino del Mengao, fue la figura con atajadas determinantes ante las embestidas de Hauche, Roger Martínez y compañía. Flamengo ahora pone la mirada en Lima, sede de la gran final. Una eventual final entre Flamengo y Liga tendría sabor especial por la buena relación que existe entre estas dos instituciones, una hermandad que surgió desde la conquista de LDU en 2008.










