CIUDAD
Por segundo año consecutivo, el Concejo Municipal de Riobamba se negó a levantar la mano para aprobar el presupuesto del Municipio de Riobamba. Siendo la consecuencia de un documento que, otra vez, no convenció, no explicó y no respondió a las necesidades reales de la ciudad ni de sus 11 parroquias rurales.
En la sesión extraordinaria el presupuesto para el ejercicio fiscal 2026 no alcanzó la mayoría absoluta requerida. Los ediles coincidieron en observaciones de fondo, información incompleta, incongruencias con la estructura orgánica municipal y una planificación que no conecta con los problemas cotidianos de los riobambeños.
Aun así, el trámite formal se cerró. Se cumplieron los dos debates exigidos por la norma y se agotó el plazo legal, por lo que el presupuesto entrará en vigencia automáticamente, por ministerio de la ley, aunque el Concejo no lo respalde, la ejecución del presupuesto recaerá de manera directa sobre el alcalde John Vinueza y su equipo de directores.
También implica que cualquier carencia, retraso o ausencia de obras durante 2026 tendrá responsables políticos. A casi tres años de administración, el balance es cada vez más difícil de defender. Los problemas estructurales de Riobamba persisten y se han normalizado. La recolección de basura y el manejo de desechos sólidos continúan siendo una deuda abierta, sin una política seria de reciclaje ni soluciones sostenibles.
