Por: Pablo Granja
Ganar una elección es un reconocimiento de que existe un grupo de personas que creyó en el verbo florido de su candidato; aunque éste haya crecido en un jardín en donde abunda la mala yerba. Ganar con un 25 por ciento significa que las tres cuartas partes de los votantes creyeron en otros. Esta ínfima mayoría es legal, pero durante el ejercicio de sus funciones tiene que demostrar legitimidad. Más aún si al actual Alcalde, siendo candidato se le cuestionó sus capacidades administrativas y de probidad por mantener una glosa millonaria, no resuelta, por “responsabilidad culposa” en la quiebra de TAME.
El incidente ocurrido en el Concejo Municipal durante la última sesión de la anterior semana no es un asunto menor, aunque los montos involucrados dentro del presupuesto general lo parezcan. Si un concejal, que está cumpliendo con su responsabilidad de fiscalizar, solicita explicaciones por una acción administrativa es silenciado su micrófono, acusado de hacer campaña política y se clausura la sesión abruptamente, es una clara demostración de prepotencia que busca evadir las respuestas sobre un hecho inocultablemente escandaloso.
El festejo que preparaba la Alcaldía para 4.800 empleados y funcionarios municipales privilegiados, tenía un presupuesto descaradamente inflado: $14.50 un plato de hornado, que en cualquier lugar de expendio de esta delicia criolla no cuesta más de 6; alquiler de sillas a $ 5,60 cada una, o sea $0,40 menos de lo que cuestan de nuevas en almacén y al por menor; sillas que por otra parte, se las puede alquilar por 0,50; más aún, se podía utilizar las sillas propias del Municipio que están repartidas en distintas dependencias. Pero, además estaba previsto alquilar un local en 20.000 dólares para 8 horas de festejos. ¿Por qué no utilizar las decorosas y amplias instalaciones como el Palacio de Cristal, que lo gestiona la misma Secretaría de Cultura, responsable del festejo municipal? ¿O las del Bicentenario, que el mismo Municipio alquila para la realización de eventos masivos? El evento fue cancelado, pero luego de hacerse público este asalto planificado contra los fondos municipales. El olor del hornado se desvanece, lo reemplaza el hedor del sobreprecio; la duda se expande en el ambiente: ¿Cómo serán las demás contrataciones municipales?
Se acerca la fecha de fundación de la ciudad. Todo apunta a que las celebraciones serán escasas y deslucidas. El Municipio de Quito alertó que el Servicio Nacional de Contratación Pública (Sercop) ha suspendido 52 eventos programados por la Secretaría de Cultura; la misma que el año pasado contrató al grupo ‘La Mugre’ que simbólicamente ahorcó al Presidente en el escenario. El Sercop justifica la decisión debido a que hay anomalías en las solicitudes presentadas, las mismas que “violentan el principio de juridicidad”.
Con esta cuestionable y decadente forma de administrar la ciudad, no nos va a quedar otra alternativa que organizar en cada barrio un “chancho solidario” para festejar a Quito.




