COMERCIO
El Comité de Comercio Exterior anunció la suspensión total de la exportación de todas las especies de cangrejo ecuatoriano a partir del 28 de octubre de 2025 y hasta, al menos, el año 2031. La resolución abarca productos en todas sus formas: vivos, frescos, congelados, preparados o conservados.

La noticia sorprendió a cientos de familias que viven de la recolección de cangrejos en los estuarios del golfo de Guayaquil y otras zonas costeras del país. En estos lugares, donde la vida cotidiana depende del ritmo de las mareas, la disposición cayó como un golpe inesperado. Sin embargo, las autoridades explicaron que se trata de una medida urgente y necesaria para evitar la desaparición de los crustáceos y garantizar la salud del ecosistema del manglar.
Durante los últimos años, los estudios científicos habían advertido sobre la sobrepesca y la disminución alarmante de las poblaciones de cangrejo rojo y azul, especies fundamentales para el equilibrio natural del manglar. Este ecosistema no solo alberga una gran diversidad biológica, sino que también actúa como barrera natural contra la erosión costera y el cambio climático.
La decisión, aunque polémica, busca dar un respiro a la naturaleza y permitir que los ciclos de reproducción se normalicen. Entre los recolectores artesanales, las reacciones han sido mixtas. Algunos expresan preocupación por la reducción de ingresos, pero muchos coinciden en que la pausa es necesaria para asegurar el futuro de su actividad. “Es mejor parar ahora que perderlo todo después”, comentó un pescador de Puerto Hondo mientras preparaba sus trampas bajo el sol del atardecer.
El Gobierno aseguró que la prohibición no afectará significativamente la balanza comercial, dado que la exportación de cangrejos representa una fracción mínima dentro de las ventas nacionales. En contraste, los beneficios ambientales y sociales podrían ser sustanciales: se protegerá una fuente tradicional de alimento, se reforzará la economía local y se dará un paso firme hacia la sostenibilidad.









