DERECHOS
La Fundación Maquita desarrolló en Calpi la Asamblea “Mujeres Kichwas Cayambi-Puruhá”, un espacio de diálogo y fortalecimiento organizativo que reunió a lideresas de varias provincias del país. El encuentro se centró en analizar las distintas formas de violencia que enfrentan las mujeres rurales y en construir propuestas colectivas para promover el ejercicio de sus derechos.

La jornada se llevó a cabo en las instalaciones de la Fundación Maquita, en la parroquia Calpi, donde llegaron delegaciones de Tisaleo, Tungurahua, Cayambe y Chimborazo, además de representantes de Colta, Guamote y Riobamba. En total, 120 mujeres participaron en los análisis y mesas de trabajo diseñadas para reflexionar sobre los entornos violentos que viven en sus comunidades.
Aída Moina, una de las responsables del proceso, explicó que la Asamblea se enmarca en la campaña internacional de los 16 días de activismo por la no violencia. Durante su intervención enfatizó la situación de desigualdad que afecta a miles de mujeres en zonas rurales. “Visibilizar esta triple vulnerabilidad que sufren las mujeres rurales porque son mujeres, indígenas y muchas veces analfabetas”, señaló, al destacar la urgencia de fortalecer redes de apoyo y defensa de derechos.
El encuentro permitió identificar desafíos comunes y avanzar en propuestas conjuntas para prevenir la violencia, promover la igualdad y garantizar acceso a oportunidades. Estas acciones se articulan con el trabajo que la Fundación Maquita desarrolla en 21 provincias del país, donde mantiene un movimiento nacional de mujeres enfocado en liderazgo, participación y autonomía.
Jacqueline Rojas, representante de la organización, subrayó que los programas de Maquita priorizan a las mujeres indígenas y rurales, con un enfoque que integra a un 80% de mujeres y un 20% de hombres. “Queremos que se empoderen, eleven su autoestima y vivan libres de violencia”, expresó. La ONG gestiona fondos internacionales para ejecutar proyectos sociales que impulsan la igualdad y el desarrollo comunitario. La Asamblea concluyó con el compromiso de continuar articulando esfuerzos para consolidar una red nacional de mujeres indígenas, que permita fortalecer sus liderazgos, promover sus derechos y avanzar hacia comunidades libres de violencia.










