Por: Franklin Barriga
No es de extrañarse que, a los autócratas y seguidores, haya disgustado el otorgamiento del Premio Nobel de la Paz 2025 a María Corina Machado; era lo esperado, en vista de que para los absolutistas este tipo de hechos les golpea de raíz.
Las razones para haber conferido el galardón, de repercusión mundial, a la valiente lideresa, quedaron indicadas en estas frases del Comité Noruego: “Por su incansable labor en la promoción de los derechos democráticos del pueblo de Venezuela y por su lucha para lograr una transición justa y pacífica de la dictadura a la democracia”.
Si no fuera suficiente lo argumentado, se añadió: “Democracia es un prerrequisito para una paz duradera. Sin embargo, vivimos en un mundo que está en retroceso, donde cada vez más regímenes autoritarios desafían las normas y recurren a la violencia”.
Esto último encaja en Venezuela. Desde cuando los seguidores del Socialismo del Siglo XXI llegaron al poder, la democracia ha ido cuesta abajo, al igual que el desarrollo y el bienestar, en un país de colosales reservas petroleras y más recursos de gran riqueza.
En las elecciones del año anterior y por las evidencias exhibidas, quien triunfó fue el carismático diplomático y escritor Edmundo González Urrutia. El pronunciamiento del pueblo fue tramposa y cínicamente desconocido por Nicolás Maduro y su camarilla de ineptos y corruptos. María Corina es la incansable abanderada para que en el lugar de nacimiento de Simón Bolívar retorne la democracia y la vigencia de la libertad.
Reiteramos nuestra solidaridad con la ejemplar lucha que, por fundamentales valores y principios, prosigue llevando a cabo esta dama de virtudes excepcionales, a quien felicitamos por el merecido reconocimiento que influirá para que la comunidad internacional tenga mayor protagonismo, a fin de que caigan el tirano y sus secuaces.










