Por: César Ulloa
Cuando la justicia es un botín, la suerte del ciudadano común es el despeñadero, porque esta es selectiva, clientelar, abusiva, desproporcionada, sesgada y un largo etcétera. Lo más complejo de este fenómeno es su naturalización, porque seguimos hablando de lo mismo hace décadas. Las dos rutas claramente visibles del problema son la judicialización de la política y la politización de la Justicia. La una, así como la otra, han pervertido a la democracia, porque desde la primera se persigue al adversario de turno y desde la segunda se desdibuja el papel de los operadores de Justicia. No hay méritos, sí morbosas movidas políticas para poner a jueces, directores, en fin…
Lo que sucede en el Consejo de la Judicatura responde a las dos rutas. Desde su creación, los escándalos internos, la corrupción, la destitución de vocales por juicio político, la selección dudosa de varios de sus principales por parte del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (Cpccs) y la incapacidad técnica son constantes. Para muestra un botín: el concurso para jueces no ha avanzado por negligencia, disputas domésticas, porosidad del proceso, cuestionamiento público. Y pese a todas estas aberraciones, los gobiernos de turno le quieren como aliado al Consejo de la Judicatura.
Con este tipo de Justicia, ¿cómo se puede combatir el crimen organizado, las bandas de la delincuencia común, la corrupción política? La respuesta es sencilla: imposible. ¿Qué hacer entonces? Una fumigación urgente y eso significa que lejos de ser un aliado de los gobiernos de turno, el Consejo de la Judicatura debe actuar con técnica, ética, neutralidad, celeridad, rendición permanente de cuentas. Sin duda, es mucho pedir, porque el país está tomado por la corruptela, esa que puede ser de izquierdas pero también de derechas.
Nadie sabe en qué terminará el cuento, pero miraremos con exigencia cada paso de la Asamblea Nacional, la que tampoco es ninguna maravilla como hemos podido evidenciar. Un posible cambio será cuando el poder sea administrado por gente preparada, experimentada, consciente y sensible por este país, al que se lo han llevado en peso por varias ocasiones.




