SALUD
La variante de influenza A(H3N2), conocida como subclado K, ya circula en América Latina y genera preocupación por su alta capacidad de transmisión. Especialistas advierten que su llegada al país sería inminente, mientras persisten dudas sobre la capacidad real de respuesta del sistema de salud.

La expansión acelerada de la llamada “súper gripe”, una variante del virus influenza A(H3N2), ha encendido las alertas sanitarias a nivel mundial. Tras provocar una fuerte presión sobre los servicios de urgencias en el Reino Unido y propagarse rápidamente por varios países de Europa, el virus ya ha cruzado el Atlántico. México y Perú confirmaron sus primeros casos y activaron protocolos de vigilancia epidemiológica, especialmente ante el incremento de viajeros por las festividades de Navidad y Año Nuevo.
En este escenario, surge una pregunta inevitable: ¿Está Ecuador preparado para enfrentar la posible llegada de esta variante de alta transmisibilidad? Hasta el cierre de esta edición, el Ministerio de Salud Pública no había emitido un pronunciamiento oficial sobre un plan de contingencia específico, pese a las solicitudes de información realizadas por medios de comunicación.
Aunque el término “súper gripe” puede resultar alarmante, los especialistas aclaran que no se trata de un virus nuevo ni necesariamente más peligroso. Se trata de una evolución del virus estacional influenza A(H3N2), específicamente del subclado K (J.2.4.1), que presenta mutaciones capaces de evadir parcialmente la inmunidad adquirida por infecciones previas o vacunación.
“El problema no es la gravedad, sino la velocidad de transmisión”, explica el médico epidemiólogo y catedrático universitario Marcelo Aguilar. Según el experto, esta característica provoca un aumento súbito de casos, lo que termina congestionando hospitales y servicios de emergencia.
El virus, que tuvo un proceso de adaptación entre humanos y cerdos, ha regresado con una mayor capacidad de contagio y ha adelantado la temporada invernal en el hemisferio norte entre tres y cuatro semanas, un comportamiento que preocupa a las autoridades sanitarias internacionales.
Para Aguilar, la presencia del virus en Ecuador es solo cuestión de tiempo. “Ya fue detectado en México y Perú. Dependiendo de los flujos humanos, puede llegar en días o semanas”, señala. El especialista es crítico sobre la capacidad de respuesta nacional y advierte que el país atraviesa una compleja crisis sanitaria. “No estamos listos. Existe una situación hospitalaria deficiente, con escasez de medicamentos, insumos y personal”, afirma. A esto se suma —según el epidemiólogo— un debilitamiento de las políticas públicas de salud tras la pandemia de Covid-19, agravado por recientes brotes de dengue y problemas estructurales en el abastecimiento de medicinas, incluso para enfermedades catastróficas.

La variante H3N2 se manifiesta con fiebre alta, tos seca, cansancio intenso y dolores musculares. Aunque la vacuna actual podría tener menor efectividad para prevenir el contagio de esta variante específica, los expertos coinciden en que sigue siendo fundamental para evitar complicaciones graves, hospitalizaciones y muertes. La protección debe priorizarse en adultos mayores de 65 años, niños menores de cinco años, mujeres embarazadas y personas con enfermedades crónicas.
Una llegada considerada inevitable
La crisis del sistema sanitario se refleja en la realidad diaria de los hospitales públicos. Pacientes y familiares relatan con frecuencia la necesidad de adquirir medicamentos en farmacias externas, tras recibir indicaciones escritas de los médicos ante la falta de stock en las casas de salud. En un intento por frenar el desabastecimiento y combatir presuntas irregularidades en las compras públicas, el Gobierno creó un Comité Nacional de Salud Pública y dispuso procesos de adquisición centralizados.

Sin embargo, gran parte de estos procedimientos fueron declarados suspendidos o desiertos. Aunque la emergencia fue extendida por 30 días y se habilitó la reapertura de procesos de compra, los efectos aún no se reflejan de manera tangible en los hospitales. En un contexto marcado por la temporada de lluvias, festividades y aglomeraciones en Costa y Sierra, los especialistas advierten que la combinación de vacunación y medidas preventivas —como el uso de mascarilla y el lavado frecuente de manos— será clave para evitar un repunte significativo de enfermedades respiratorias.









