LIGAPRO
La decisión, tomada en el Consejo de Presidentes reunido este lunes 15 de diciembre, ratifica a una figura importante en la administración del torneo nacional, Miguel Ángel Loor fue reelecto como presidente de la Liga Pro, consolidando un modelo de conducción en el balompié nacional.
En la agenda estuvieron temas sensibles y largamente postergados, la presidencia del organismo, el formato de competencia y el siempre polémico control económico. Tres ejes que, en conjunto, definen el presente de la Liga Pro y su credibilidad futura. En ese escenario, la ratificación de Loor funciona como un mensaje político hacia los clubes, se prefiere profundizar el camino conocido antes que ensayar un giro de timón. Desde una lectura institucional, la continuidad ofrece certezas.
Bajo la gestión de Loor, la Liga Pro se posicionó como un actor con mayor peso administrativo frente a la Federación Ecuatoriana de Fútbol, profesionalizó áreas comerciales y elevó el estándar organizativo del campeonato. Sin embargo, ese mismo proceso también concentró poder y decisiones, generando una relación asimétrica entre la dirigencia central y clubes que, en muchos casos, siguen sobreviviendo en una frágil realidad financiera.
La reelección hasta 2030 da inicio a un ciclo largo que obliga a una evaluación más exigente. Seis años adicionales no pueden sostenerse únicamente en el argumento de la continuidad. Exigen resultados medibles, reglas claras y, sobre todo, una política firme frente a los incumplimientos económicos que siguen erosionando la competencia desde dentro.
