EMERGENCIA
La provincia de Chimborazo enfrenta una grave emergencia agrícola tras las intensas heladas registradas en los últimos días, que han devastado amplias extensiones de cultivos de maíz en etapa final de desarrollo. Las pérdidas afectan especialmente a las comunidades de Chingazo Alto, Penipe, San Antonio de Bayushig, Palitahua, Guano y otros sectores, donde los agricultores se preparaban para la cosecha de choclo, producto clave para la economía local.

El daño es severo: meses de trabajo se han perdido, así como la inversión familiar destinada a semillas, riego, fertilización y mano de obra. Para muchas familias campesinas, esta cosecha representa su principal fuente de ingresos, por lo que la situación se ha convertido en un duro golpe económico y social.
Productores de las zonas afectadas señalan que la naturaleza es impredecible, pero la respuesta de las autoridades no puede serlo. Por ello, organizaciones agrícolas, dirigentes comunitarios y agricultores exigen que se active un plan de contingencia inmediato que incluya:
Instalación de una mesa técnica interinstitucional para evaluar daños reales y plantear soluciones concretas.
Entrega urgente de semillas certificadas, abonos y asistencia técnica para reiniciar la siembra en el menor tiempo posible.
Garantía de agua de riego para reactivar los cultivos afectados y asegurar las futuras siembras.
Implementación de estrategias de prevención y mitigación ante heladas y eventos climáticos extremos, que se vuelven más frecuentes debido al cambio climático.
Los productores advierten que cada día sin intervención agrava el impacto económico y social, especialmente en sectores donde la agricultura estacional sostiene a las familias durante gran parte del año.
La pérdida de hectáreas de maíz no solo afecta a los campesinos directamente involucrados, sino que también podría provocar incrementos en los precios de productos locales durante las próximas semanas, debido a la reducción de la oferta agrícola.
Las comunidades piden a las autoridades locales, provinciales y nacionales actuar de forma coordinada y urgente, recordando que las familias campesinas no pueden enfrentar solas esta emergencia.
Mientras tanto, el ambiente en las zonas afectadas es de preocupación y desazón, pero también de espera: los agricultores confían en que las instituciones den una respuesta rápida que permita recuperar la producción y evitar un deterioro mayor de la economía rural de Chimborazo.










