CONTAMINACIÓN
Vecinos de varios sectores aledaños a la Brigada de Caballería Galápagos aseguran que, desde hace varios meses, un olor fuerte, picante y altamente irritante invade de manera intermitente el ambiente, obligándolos a cerrar ventanas, suspender actividades al aire libre y vivir con una preocupación constante por su salud.

Entre los más afectados se encuentran bebés, adultos mayores y personas con enfermedades respiratorias, quienes presentan episodios de ardor ocular, tos y dificultad para respirar cada vez que la sustancia se dispersa.
En los barrios del norte de Riobamba, un malestar silencioso se ha instalado entre los moradores. Una sustancia irritante descrita por los vecinos como gas pimienta aparece de manera intermitente en el aire, provocando ardor en los ojos, picazón en la garganta y episodios de tos que han despertado alarma en la comunidad.
Lo que comenzó como un evento esporádico se ha convertido en un problema recurrente que afecta a varias familias que viven cerca de la Brigada de Caballería Galápagos. Los residentes aseguran que estos episodios coinciden con actividades realizadas dentro del recinto militar.
Aunque no existe un pronunciamiento oficial que lo confirme, la percepción colectiva apunta hacia las prácticas de entrenamiento donde usualmente se utilizan agentes químicos irritantes. Mientras tanto, la población continúa expuesta sin recibir explicaciones claras o soluciones concretas.
En el barrio Cisneros de Tapi, Ana B., madre de un bebé de dos meses, relata el momento en el que el problema dejó de ser ajeno. “Mi hijo se puso inquieto, tenía los ojos rojos y empezaba a llorar sin consuelo. Yo no entendía qué le pasaba”, cuenta. Minutos después, el olor penetrante se hizo evidente dentro de su vivienda. “Era como un picante que quemaba la nariz. Me desesperé y llamé al ECU 911. Me dijeron que ya tenían varias quejas de lo mismo”.
El testimonio de Ana refleja el temor de muchas familias del sector: el bienestar de los más pequeños se ve comprometido sin que exista claridad sobre el origen y la frecuencia de estas emisiones. Ante la falta de información, algunos moradores decidieron acudir directamente a la Brigada Galápagos.
Sin embargo, aseguran que la respuesta recibida fue burocrática: se les indicó que debían presentar un oficio dirigido al comandante para oficializar su reclamo.
Pese a que algunos vecinos ya iniciaron este trámite, la comunidad sostiene que la situación permanece igual desde hace meses. “Uno ya no quiere ni abrir las ventanas”, comentó un vecino que prefirió no identificarse. “Llegan esos olores y comienzan los estornudos, el ardor, la tos… No es normal. Y lo peor es que no sabemos qué efectos puede tener inhalarlo tan seguido”.
Especialistas en salud comunitaria advierten que la exposición continua a agentes irritantes como el gas pimienta puede causar complicaciones respiratorias, sobre todo en personas con asma, alergias o sistemas inmunológicos vulnerables.
Los habitantes de los barrios afectados coinciden en que, no buscan generar un conflicto con la institución militar ni entorpecer las actividades propias de la Brigada; lo que exigen, con firmeza y preocupación genuina, es una explicación transparente, seria y respaldada por datos técnicos que permita entender por qué una sustancia irritante está llegando hasta sus hogares y afectando su vida diaria.
Para muchos, se trata de una demanda básica de respeto a su salud y a su derecho a un ambiente seguro.










