APUESTAS
En Ecuador, el fútbol recibe factores externos al deporte que han permitido crisis e incluso sufrimiento, redes criminales han encontrado en las apuestas deportivas, su modalidad ilegal para operar en un terreno óptimo para el lavado de dinero, los amaños de partidos y la intimidación a jugadores y dirigentes, sobre todo en las categorías más vulnerables del balompié nacional.

La combinación de un mercado de apuestas en crecimiento, una regulación aún en construcción y el avance del narcotráfico en diversas estructuras sociales ha derivado en una emergencia, cuyos efectos se sienten en los estadios y en los hogares de los futbolistas amenazados.
La violencia vinculada al fútbol estremeció al país tras el asesinato de tres jugadores en menos de treinta días. El caso de Jonathan “Speedy” González, un volante de 31 años que terminó su vida, acribillado dentro de su vivienda en Esmeraldas, una de las provincias más afectadas por el crimen organizado. Días antes del ataque, González había sido amenazado por rechazar la “orden” de perder un encuentro, su automóvil fue baleado y su madre recibió llamadas extorsivas. Finalmente, hombres en motocicleta llegaron hasta su domicilio y lo asesinaron de un disparo directo a la cabeza. “Lo querían obligar a torcer un resultado. No aceptó y lo mataron”, lamentó un trabajador del club donde jugaba.
En Manta, un ataque armado dentro de un hotel acabó con la vida de Maicol Valencia y, días después, con la de su compañero Leandro Yépez. Las circunstancias, aún bajo investigación, tienen similitudes, presión de mafias ligadas a las apuestas, intentos de manipular resultados y jugadores en medio de intereses delictivos. El fútbol de ascenso es el escenario ideal para la manipulación de encuentros. Los salarios modestos, la falta de seguridad y la limitada capacidad institucional de los clubes crean un terreno perfecto para las redes de apuestas ilegales.
Jugadores de varios equipos han revelado, bajo anonimato, que las llamadas extorsivas son cada vez más frecuentes. “Te dicen qué hacer, cómo tiene que terminar el partido. Y si no aceptas, ya sabes a qué te expones… o a quién expones”, contó uno de ellos. En muchos casos, el miedo trasciende las canchas y se instala en las casas de los deportistas, donde sus familias viven en intranquilidad.
Un informe preliminar detectó manipulación de resultados en al menos cinco partidos de la Segunda División este año. En uno de los casos más sonados, un directivo de Chacaritas aseguró que le ofrecieron 20.000 dólares por dejarse ganar. Años antes, circuló un video donde varios jugadores del mismo club aparecían tendidos en el piso y encañonados por hombres armados que los exigían perder un partido. Uno de los futbolistas que aparecía en esa grabación era, justamente, Leandro Yépez, más tarde asesinado en Manta.
La infiltración del narcotráfico en el deporte no es nuevo, pero en Ecuador se ha intensificado en paralelo con el deterioro de la seguridad nacional. Organismos internacionales han advertido sobre el uso del deporte como un canal para blanquear dinero: Naciones Unidas estima que, a escala global, las apuestas ilícitas mueven alrededor de 1,7 billones de dólares al año.

El fútbol es un escenario perfecto para las mafias es masivo, mueve emociones y no casi que no tiene vigilancia en materia de apuestas. Muchos futbolistas que han cedido alguna vez a estas presiones quedan atrapados en una red de la cual es casi imposible salir.
El dinero es ilimitado y casi nunca controlado
Uno de los casos involucra al equipo Exapromo Costa que ha sido mencionado en procesos judiciales por supuestos vínculos con miembros un grupo de delincuencia organizada. Documentos públicos muestran conexiones societarias y financieras que preocupan a especialistas y autoridades. La figura de Adolfo Macías, alias “Fito”, extraditado recientemente a Estados Unidos, aparece referenciada en investigaciones sobre presunto lavado de activos a través de entidades deportivas. “No me vendí y nunca lo haría, pero el ambiente estaba tan contaminado que me tuve que ir del país”, declaró hace meses el exarquero chileno Nelson Tapia, que trabajó cinco años en Ecuador y asegura haber sido presionado por grupos criminales.

Enner Valencia, goleador histórico de la selección, aseguró en 2023 que no se atrevería a volver a Emelec debido al riesgo que implicaría para su familia, recordando que su hermana fue secuestrada el año anterior. El Estado ha intentado ordenar el mercado legal de apuestas. Desde 2024, el Servicio de Rentas Internas habilitó el registro de compañías operadoras, imponiendo nuevas obligaciones tributarias. Hasta la fecha, 65 empresas se han inscrito, 63 nacionales y 2 internacionales, aunque muchas más operan fuera del marco regulatorio.








