ARTE
El arte local vuelve a ocupar un lugar protagónico gracias al trabajo del pintor chuncheño Roni Azitimbay, quien recientemente presentó su obra titulada “La Grutita”, una creación que rinde homenaje a uno de los espacios más significativos y emblemáticos del cantón: la Gruta de Agua Santa.
La pintura, elaborada en técnica de acrílico sobre madera y con un formato de 20 x 30 centímetros, fue entregada oficialmente tras su finalización. En ella, Azitimbay captura la esencia serena del lugar, reconocido por ser un punto de encuentro espiritual y emocional para quienes buscan tranquilidad, refugio interior o un respiro del ritmo cotidiano.
El artista compartió un mensaje en el que profundiza sobre la inspiración de su obra. Señala que la gruta conserva historias silenciosas: manifestaciones de fe, promesas, anhelos, así como las penas y alivios que la comunidad ha depositado allí durante generaciones. Para Azitimbay, este sitio no solo es un referente religioso, sino también un espacio que invita a la introspección y a conectar con la naturaleza. “Es un rincón donde la calma aguarda a quienes llegan en busca de sosiego. Basta respirar profundo y permitir que el entorno haga su parte”, expresa el pintor al reflexionar sobre el significado que la Gruta de Agua Santa tiene para él y para muchos habitantes de Chunchi.
La obra ha generado interés en redes y entre admiradores del arte local, quienes resaltan su valor cultural y la sensibilidad con la que representa un lugar cargado de simbolismo para la comunidad. Con esta creación, Azitimbay reafirma el potencial artístico de la zona y el compromiso de los creadores chuncheños por difundir su identidad a través del arte. “La Grutita” se suma así al conjunto de producciones que fortalecen el patrimonio visual de Chunchi, reconociendo espacios que forman parte de la memoria colectiva y promoviendo el talento que sigue emergiendo desde esta tierra andina.
